¿Cómo influye una mala alimentación en la microbiota?
¿Cómo influye una mala alimentación en la microbiota?

¿Cómo influye una mala alimentación en la microbiota?

Autor: Equipo Somos Fit

¿Escuchaste hablar de la microbiota? También la llaman junto con el intestino, el “segundo cerebro”, ya de por sí podrás notar la relevancia que puede cobrar en nuestras vidas! ¿sabes cómo podemos incidir a través de la alimentación en ella? 

Empecemos por el principio, ¿qué es la microbiota?

La microbiota es la comunidad de microorganismos vivos residentes en el tubo digestivo. (M.E. Icaza-Chávez 2013), constituido por bacterias , virus, arqueas y hongos (levaduras). Y el microbioma, sería el conjunto formado por esos microorganismos, sus genes y sus metabolitos en un nicho ecológico dado (Domingo & Sanchez 2017), en nuestro caso lo que hablaremos hoy es el nicho del intestino.

Lo que importa, no son los microorganismos aislados, sino su ecosistema, su funcionalidad, sus metabolitos y cómo estos interactúan con nuestro entorno y organismo. Dicho de otro modo, “es el equilibrio perfecto de la selva lo que importa, y no la planta aislada”.

Los distintos momentos donde adquirimos la microbiota son:

  1. Prenatal: mientras se produce la gestación
  2. Nacimiento: al momento de nacer se obtienen grandes cantidades de estos microorganismos. Por ello la modalidad de nacimiento puede incidir directamente sobre la colonización de bacterias, no es lo mismo el parto natural que la cesarea por ejemplo.
  3. Lactancia: por ejemplo la leche materna posee 303 microorganismos especiales que solo se encuentran en la leche de la mamá. 
  4. La incorporación de alimentos sólidos que podemos diferenciar en dos grandes grupos:
  • Muy fermentables: al formar geles, se fermentan en el colon reduciendo la incidencia de cáncer. Favorecen mucho el desarrollo de bacterias porque son el alimento, pero generan muchos gases.
  • Poco fermentables: retienen menos agua, pero la mantienen dentro y terminan contribuyendo más al volumen final de la materia fecal, y contribuyen a la síntesis de A.G.C.C. = acidos grasos de cadena corta (acetato, propionato, butirato → trabaja en la diferencias del colonocito, reduce probabilidad de cáncer, estimula la liberación de incretinas) en colon distal. 
  1. Los primeros 1000 días: es muy importante la conducta alimentaria en la infancia a los 3 años de edad, la microbiota intestinal del niño es muy similar a la del adulto.

Distintos tipos de alimentación y microbiota

Los distintos tipos de alimentación pueden determinar la constitución de la microbiota, y no significa que uno sea mejor que otro, sino que pueden constituirse distintos equilibrios perfectos. 

No importa el patrón que elijas, sino que aseguremos la correcta incorporación de fibra.

Este ecosistema PUEDE romperse

Si bien nuestro cuerpo es un organismo perfecto, por diversas razones puede romperse el hermoso equilibrio de este microbioma. Y las principales razones de ello son: el consumo de alimentos ultra procesados, consumo de grasas saturadas en exceso, excesivas ingestas de proteínas animales y bajas proteínas vegetales, medicamentos consumidos desmedidamente o estrés. 


Esta ruptura de equilibrio se llama “disbiosis”, lo que significa que existe una alteración y pérdida del equilibrio de la microbiota intestinal, produciendo así la pérdida de la diversidad con la  caída significativa de la producción de los metabolitos saludables (ácidos grasos de cadena corta), hay un aumento de permeabilidad intestinal, y se activan las cascadas proinflamatorias, activación de linfocitos proinflamatorios, inflamación crónica sistémica (ICBG), y autoinmunidad.

Cómo podemos volver a equilibrar la microbiota y mantenerla sana

A través de la alimentación saludable, equilibrada y balanceada, podemos lograrlo. Debemos asegurar la incorporación habitual de: 

  1. Fibra fermentable: la obtenemos en frutas y verduras, si aseguramos su incorporación en todas las  comidas, salís ganando.
  2. Equilibrio fermentativo: las ingestas elevadas de proteínas sin fibra, provoca un exceso de fermentación proteolítica. Es recomendable incluir siempre fibra (granos integrales, vegetales y frutas) para que exista fermentación sacarolítica.  
  3. Alimentos fermentados: aquellos con microbios vivos por ejemplo Kimchi, yogur, chucrut, y los que no están vivos por ejemplo en el pan de masa madre, entre otros. 
  4. Polifenoles: presentes en frutas y verduras.
  5. Estilo de vida saludable: descanso adecuado, manejo del estrés, alimentación equilibrada, práctica de ejercicio físico, bajo consumo de drogas. 
  6. Utilización de alimentos diseñados para ayudar en este proceso: por ejemplo, esquemas de complementación de alimentos con probióticos vivos en una tecnología que nos permita asegurar que lleguen adecuadamente al intestino, lo colonicen y sean parte de la microbiota intestinal.

Como vimos, nuestra alimentación tiene una gran importancia al momento de evaluar nuestra salud intestinal. Tanto desde el punto de vista nutricional, donde podemos necesitar la ayuda de un profesional en el área para asegurarnos que los cambios implementados sean los adecuados para nosotros. El diseño de un plan nutricional personalizado, como los de SomosFit, puede hacer la diferencia.

Así también como el complemento de nuestra dieta con alimentos diseñados, como los helados Bifidice donde además de obtenerse de manera diaria los microorganismos beneficiosos para la salud (CFU 10*6 en el intestino), también lo hacen a través de un alimento hecho de manera saludable y creativa, cuidando los ingredientes y su composición. Los esquemas de complementación pueden durar 30, 60 o 90 días donde se pueden indicar en situaciones como: adultos luego de tratamientos con antibióticos, problemas digestivos, alergias crónicas o estacionales.

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