¿Qué endulzantes estarían bajo el dictamen de la OMS y cómo se vería afectada nuestra microbiota intestinal?
Autor: Kevin Meza Achahue, Científico: Especialista en Investigación y Desarrollo en Bifidice. 3 min de lectura.
La OMS emitió un comunicado el 15 de mayo de este año desalentando el consumo de edulcorantes no azucarados para el control de peso y la reducción del riesgo de enfermedades no transmisibles (ENT).
Una revisión sistemática de las pruebas disponibles indica que los endulzantes no azucarados no tienen beneficios a largo plazo en la reducción de la grasa corporal en adultos o niños. Investigaciones anteriores han arrojado resultados inconsistentes y contradictorios, y varios estudios han relacionado el consumo de endulzantes no azucarados con el desarrollo de diabetes tipo II, enfermedades cardiovasculares y mortalidad en adultos.
Algunos endulzantes no azucarados comunes incluyen acesulfamo K, aspartamo, advantamo, ciclamatos, neotamo, sacarina, sucralosa, estevia y sus derivados. La OMS recomienda reducir la ingesta de azúcares libres y recomienda optar por alimentos con azúcares naturales, como frutas, o alimentos y bebidas sin azúcar.
¿Cómo afecta el consumo de edulzantes a la microbiota intestinal?
Aunque hay investigaciones limitadas sobre este tema, la evidencia de modelos animales y estudios en humanos sugiere que los edulzantes no azucarados pueden causar cambios en la microbiota intestinal, con efectos que involucran el metabolismo de la glucosa.
Por ejemplo, estudios han demostrado que ratones expuestos a edulcorantes artificiales no calóricos (NAS, por sus siglas en inglés), como la sacarina, presentaron intolerancia a la glucosa y cambios en su composición microbiana, incluyendo un aumento en los géneros bacterianos asociados con la diabetes tipo II en humanos. Además, trasferir la microbiota de los ratones expuestos a sacarina a ratones "libres de gérmenes" reprodujo la intolerancia a la glucosa, lo que sugiere un papel causal de la microbiota.
En otro estudio que involucró a 120 adultos sanos, se descubrió que el consumo diario de edulzantes no nutritivos (NNS, por sus siglas en inglés) por debajo de los niveles recomendados causó cambios tanto en la microbiota intestinal como en la microbiota oral, así como alteraciones en los niveles de glucosa en la sangre. Estos efectos fueron más pronunciados en individuos que consumían sacarina y sucralosa. Además, una respuesta glucémica más alterada se asoció con mayores modificaciones en la microbiota. Una vez más, este efecto se confirmó mediante la transferencia de la microbiota a ratones gnotobióticos, lo que resultó en respuestas glucémicas similares a las observadas en los donantes humanos.
A pesar de lo anterior, todavía no sabemos hasta qué punto y bajo qué mecanismos moleculares los edulcorantes pueden afectar la microbiota intestinal, y se requiere más estudio. "Tenemos una relación simbiótica con nuestra microbiota. En otras palabras, nos necesitamos mutuamente para vivir. Ya existen evidencias de cómo los edulcorantes no calóricos afectan a la microbiota, pero el mecanismo aún debe comprenderse mejor", dice Romina Hidalgo, Head of Science de Bifidice.
Los probióticos y su importancia en la diabetes
Teniendo en cuenta los efectos a largo plazo del consumo de endulzantes, existen enfoques alternativos para abordar enfermedades metabólicas como la diabetes tipo II. Entre las posibles soluciones, cada vez hay más evidencia que respalda el consumo de probióticos, en especial por su vinculación con la microbiota. Estos organismos beneficiosos, como los entregados por los producto de Bifidice, pueden tener un impacto positivo en varios aspectos de la salud, incluyendo la reducción de los niveles de glucemia, la mejora del peso corporal y los niveles de colesterol, así como la disminución del estrés, la ansiedad y la depresión.
Al final del día, el objetivo que debemos perseguir con nuestra dieta es establecer buenos hábitos alimentarios para prevenir enfermedades, una acción que también va en beneficio a una microbiota saludable.
